Con la esperadísima
Prometheus, Ridley Scott regresa al universo
'Alien', el
clásico contemporáneo de la
ciencia-ficción cinematográfica que él mismo dirigió en 1979:
Alien, el 8º pasajero. Y digo
esperadísima pues sólo hay que ver la expectación que se ha generado en los últimos meses con el espectacular
trailer de la película que ha circulado por
salas de cine y
redes sociales, al más puro estilo
'viral'. Los fans de Ridley Scott ya se habían apresurado a llenar los foros de todo tipo de especulaciones sobre el tema de la película y si ésta iba a estar relacionada (o no) con Alien.
¿Estaba justificada tanta expectación una vez vista la película?
Sí y no. Y es que Ridley Scott es un director un tanto
bipolar, capaz de lo mejor y de lo peor también. Ha firmado
obras maestras como
Los duelistas,
Blade Runner, la propia
Alien, el 8º pasajero, y peliculones como
Thelma y Louise; pero también ha parido auténticos bodrios como
1492, La conquista del paraíso,
La teniente O'neil, y, a pesar de su popularidad, la bastante pesadita,
Gladiator.
¿Y qué ocurre con
Prometheus? ¿Cae del lado de las
buenas o de las
malas del director británico?
Calma: es de las
buenas. ¿Pero tanto como sus mejores obras? Quizá no.
Prometheus tiene una factura técnica y estética impecables, un diseño de producción apabullante, una puesta en escena cuidadísima, unos efectos especiales e infográficos de quedarte clavado en la butaca con la boca abierta y sin pestañear, y unos efectos sonoros y una banda sonora atronadores y epatantes. Sin embargo, amigos, falla lo más importante: el
guión. Hay muchas lagunas, se nota algo de improvisación, no hay conclusiones, y sí ciertas
divagaciones filosófico-religiosas que lastran el ritmo de la película. Ese discurso pretendidamente
trascendental con el que el bueno de Ridley ha querido firmar adrede una obra maestra es lo que hace que Prometheus se quede a medias, es decir, en una
película de ciencia-ficción muy notable, con algunos
buenos hallazgos, pero algo
pretenciosa. Ata cabos respecto a la saga Alien y, en cierta manera, intenta emular al clásico 'Alien, el 8º pasajero'. Sin embargo, mucho me temo que ese intento de emulación era un pelín
ambicioso y eso ha acabado por pasarle factura al resultado final.
Los personajes son un tanto planos, sin mucho trasfondo. En el caso del de la belleza glacial
Charlize Theron, está
desaprovechadísimo; y en el del pobre
Guy Pearce, roza directamente el
ridículo por lo extremadamente
mediocre en el apartado del
maquillaje: ¿no había ningún actor 'mayor' para hacer ese papel?
Destacan, a mi parecer, dos actores del elenco:
Noomi Rapace, protagonista de la historia, y
Michael Fassbender, que aquí interpreta el ya clásico papel del
sintético o robot que aparece en todas y cada una de las películas de la saga 'Alien'.
Notable como
espectáculo de ciencia-ficción. Un poco
floja y con las
expectativas generadas un tanto
desinfladas, como precuela del universo
'Alien'. Me quedo con que el director ha pretendido hacer una película de
auto-homenaje. ¿Quién si no él podría hacerla? Veremos cómo continúa la saga (porque tiene visos de que esto va a continuar....).