miércoles, octubre 08, 2014

New York - 1

Pues ya somos marido y mujer. Tras meses de preparación la boda finalmente resultó un éxito y todos los invitados salieron encantados. La celebración que queríamos, ni más ni menos.

Y después de tanto trabajo, aquí estamos: en New York, disfrutando de nuestra luna de miel. El vuelo se hizo largo, sobre todo el último trecho. Sin embargo, más largo y tortuoso se nos hizo el control de aduanas del aeropuerto JFK. Como anécdota decir que, tras estar casi una hora esperando cola para que nos sellaran el pasaporte, cuando por fin llegó nuestro turno nos hicieron pasar a la oficina de la aduana. Suponemos que mi peculiar apellido debía coincidir con el de algún simpático narco brasileño y necesitaban confirmar que no se les colaba nadie indeseable en la casa. En fin, finalmente no ocurrió nada malo. Nos hicieron algunas preguntas rutinarias sobre el motivo de nuestra estancia en los EE.UU. y después de felicitarnos por nuestro casamiento, nos dejaron marchar. Pero claro, entre eso y que nos tuvieron otra hora esperando para el shuttle que había de llevarnos al hotel, estuvimos así como tres horas para salir del JFK. Una tortura... Menos mal que al contemplar por primera vez el skyline de Manhattan se te pasan todos los males. 

Y es que, amigos, no hay nada en la Tierra comparable a esta ciudad. Todos los edificios, las calles, la gente, parecen el decorado de una película. Quizá esa sensación se deba a que NY ha sido retratada infinidad de veces en el cine. Hay literalmente miles de localizaciones de películas que han sido rodadas aquí. Y además las autoridades y los propios neoyorquinos saben explotar bien esa faceta. Hay referencias cinematográficas por doquier en cada rincón de la ciudad, en cada tienda, en cada escaparate, en cada museo y en cada esquina. 

Ayer por la tarde decidimos que nuestro bautismo de fuego en NY debía ser visitando lo más turístico: el Empire State Building. Emblema de la ciudad, este fantástico rascacielos lleva ahí desde 1930. Y aunque el jet lag y el cansancio apenas nos hacían mantenernos en pie, disfrutamos de una de las mejores vistas de la ciudad, desde el piso 86 del edificio. Ya era de noche y os juro que el espectáculo de ver NY iluminada desde las alturas merece muchísimo la pena. Eso sí, armaos de paciencia porque la subida a lo alto del edificio lleva un buen rato, debido a las larguísimas colas que se forman para entrar. Por 29$ disfrutaréis de una de las vistas más espectaculares de esta gran urbe. 

Tras la visita al ESB, aún alucinando por lo que acabábamos de presenciar, nos tomamos para cenar un perrito en Papaya, muy cerca del famoso edificio. A continuación, dando un paseito por la 5a Avenida llegamos hasta la biblioteca de la ciudad y recordamos a George Peppard subiendo sus escaleras de dos en dos escalones, confundiendo a una chica cualquiera con Audrey Hepburn. Y es que a cinéfilos no nos gana nadie. 

Hemos llegado arrastrándonos al hotel y eso que no eran ni las 10 de la noche. Pero la diferencia horaria no perdona. Aún tenemos varios días por delante para disfrutar de esta gran ciudad.  

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